¡Hello motto!
Este es mi saludo predilecto, tanto porque la publicidad del celular Motorola a principios del 2000 fue tan exagerada que la conocen en todas partes, tanto como para equilibrar el tema de entendernos todos donde sea que nos leamos. Pero eso sí les digo, no hay mejor saludo que decir: ¿Cómo está la vaina?, ¿Qué hubo? O ¡Épale, chamo! ¿Qué más cómo está todo? Así en confianza, como me gusta a mí, principalmente porque acá en Arepa con Mangú somos panas todos.
Debería iniciar este tema hablándoles de las razones que me hicieron emigrar a República Dominicana pero la mayoría son tristes y sería “meter el dedo en la llaga”, la única razón válida que les puedo dar es expresándoles que, hasta ahora, en mis 23 años a lo único que le temo es a la mediocridad.
Noticias a diario nos hacen saber la difícil situación que hay en Venezuela, pero esas noticias se quedan cortas en muchos casos, no es lo mismo ver el panorama desde afuera que VIVIRLO desde adentro en el verdadero calor de las cosas.
Me gradué de la Universidad hace tres años con buenas calificaciones, con muchos sueños y metas que creí podía alcanzar en mi país ejerciendo mi profesión, y aún cuando fui segundo mejor promedio de la cohorte de graduados de la que egresé no me fue posible obtener un cargo fijo como profesora en la institución donde trabajé durante tres años como suplente fija (El ultimo año sin recibir ninguna remuneración económica) y esto sucede por la mala gestión del Gobierno, sin tildes político, ha sido una pésima administración, egresar a miles y miles de profesionales sin ofrecerles plazas de trabajo, “El taxista es abogado, ingeniero, docente, médico y demás profesionales se dedican a oficios varios lejos del título que se esforzaron en obtener en una universidad en un mínimo de 3 a 5 años de estudio, pero un Chofer no preparado es Presidente porque fue la voluntad de un muerto” …